1 Juan 5
Resúmenes
Resumen uno: Conocer el amor prueba su nacimiento (1-3)
Juan explica su lógica: el que cree ha nacido de Dios; el que ha nacido de Dios ama al Padre; el que ama al Padre ama a todo el que ha nacido de Dios (1). Podemos saber que tenemos amor en el corazón cuando cumplimos sus mandamientos, no por exigencia o amenaza, ni porque nos sintamos obligados, sino de buena gana y con ilusión, queriendo creer y amar (2-3).
Resumen dos: Sabiendo que son victoriosos (4-5)
Juan ve la vida como una moneda con dos caras: una es el amor y la otra es la fe. Juan afirma que los que vencen la concupiscencia (el mundo) por la fe han nacido de Dios y tienen una naturaleza diferente, una naturaleza de fe que les da el poder de vencer al mundo (4-5).
Resumen Tres: Sabiendo que su fe se origina en Dios (6-13)
Juan ya explicó que su amor no se originó con ellos, así que quería que entendieran que su fe tampoco se originó con ellos. Fue Jesús quien no sólo fue bautizado ("agua") sino también crucificado ("sangre")—el Espíritu Santo dando testimonio de quién era Jesús (6). En las aguas del bautismo, el Espíritu Santo anunció (Mateo 3:17): "Este es Mi Hijo..." Después de la cruz, el Espíritu Santo resucitó a Cristo: "El Espíritu de Aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos..." (Romanos 8:11; 7-8).
Juan ahora pone en perspectiva el testimonio de los apóstoles: el testimonio de Dios es mayor (9). Su punto es obvio: quien cree tiene el testimonio, no sólo de los apóstoles, sino del Espíritu Santo. Fue el Espíritu Santo quien dio testimonio de Jesús en el río y en la cruz por Su muerte (10). Este mismo Espíritu les da testimonio al cambiar su naturaleza de ser impulsada por la lujuria a la de ser impulsada por el amor; también pueden saber que tienen vida eterna (11). El testimonio es claro: Dios les dio vida eterna, vencedora, que mata la lujuria y establece el amor a través de Jesús. Si tienen a Jesús, tienen vida (12).
Resumen Cuatro: Sabiendo que Dios escucha sus oraciones (13-17)
A continuación, Juan expone el propósito primordial por el que escribió esta carta: darles la seguridad de la vida eterna y divina que había en ellos (13). Esta seguridad debía darles una gran confianza mientras oraban la voluntad de Dios, porque cuando oraban la voluntad de Dios, Dios escuchaba (14). Si Dios les escuchaba, podían estar seguros de que Él acabaría satisfaciendo sus peticiones (15).
Juan entra entonces en un tema difícil. Deben orar por un hermano que ven pecar, pero por otro lado, hay un pecado que lleva a la muerte por el que no deben orar. Si oran por el hermano pecador que no ha cometido el pecado que lleva a la muerte, entonces será restaurado a la vida. Se da por entendido. La dificultad es, ¿cuál es el pecado que lleva a la muerte? Es probable que el pecado sea cuando un ex creyente se endurece tanto que ha llegado al punto de no retorno (16-17). Es difícil saber cuándo es eso, pero Juan parecía pensar que los efesios sabían a qué se refería. Si consideramos el resto del capítulo, es probable que ese pecado tuviera algo que ver con negarse a abandonar algún hábito de pecado relacionado con la idolatría (avaricia) (18, 21).
Resumen Cinco: Sabiendo que están fuera del control del mal (18-21)
Los nacidos de Dios no hacen del pecado un hábito; esto no deja lugar para que el diablo se afiance en sus vidas (18). Aunque todo el mundo está bajo el poder del maligno, que les da poder para satisfacer lujurias, Juan les recuerda que conocen a Jesús tan íntimamente y están en Él tan profundamente que sus vidas no se satisfacen gratificando sus lujurias, sino en Cristo (19-20). Juan les deja su última reflexión: huir de la idolatría, que en la iglesia primitiva se definía como querer consumir más y más (Colosenses 3:5) o codicia (21).
Proverbios 23:12-21
Hasta ahora el padre ha apelado a sus hijos para que lo escuchen (22:17-21) y ha enumerado las cosas que deben evitarse (22:22-28). Ahora centra su atención en darles a sus hijos instrucción sobre cómo avanzar en la vida.
Primero, alienta el dominio de la etiqueta (1-3).
Segundo, anima a su hijo a no ser adicto a la riqueza (4-7).
Tercero, desanima la idea de hacer amigos íntimos del tacaño y el necio.
Cuarto, anima a sus hijos a no quitar los antiguos límites establecidos por Yahveh, cuando heredaron la tierra (10-11).
Quinto, deja claro que discipular a los niños es esencial para el avance de la vida (12-16).
Sexto, anima a su hijo a lidiar con la envidia con una buena dosis del temor de Dios (17-18).
Ahora se vuelve al tema de los vicios que hay que evitar (19-35).
Los primeros en su lista son el jolgorio y la embriaguez (19-21).
El segundo en su lista es la tentación de deshonrar a los padres (22-26).
Tercero, advierte contra la mala conducta sexual (27-28).
El escritor de esta porción de Proverbios concluye con una fuerte advertencia contra la embriaguez, explicando en detalle las amargas consecuencias (29-35).